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Exposición ‘Sinergias de futuro para Madagascar’ en la Sala Casyc

Exposición ‘Sinergias de futuro para Madagascar’ en la Sala Casyc en Santander
Santander
Lugar. sala del Casyc
Fecha. Desde el 14 de abril de 2016
al 7 de mayo de 2016

Hora.

‘Sinergias de futuro para Madagascar’ muestra cómo es la vida en la isla africana. El día a día de la ayuda humanitaria en un país rico en materia prima, pero pobre en Producto Interior Bruto (PIB), educación, sanidad y una larga lista de necesidades. «Es una gran desconocida», afirmaron ayer Manuel Arrabal y Marisol Llano, quienes han plasmado en 55 imágenes y cinco paneles con textos la vida en esta isla. El objetivo: ilustrar el trabajo humanitario que están desarrollando organizaciones, voluntarios y personas anónimas para mejorar la educación, la sanidad, la nutrición, el medio ambiente y conseguir la reinserción social de los más desfavorecidos.

La exposición se inaugura el jueves 14 en la Sala Casyc de Santander (20.00 horas) y contará con la presencia del doctor José Manuel Devesa, que desde hace años colabora en este país y que hablará sobre su experiencia en Madagascar, en una conferencia que ha titulado ‘Viaje al dolor de África’ (19.00 horas).

La muestra resume el trabajo realizado durante tres meses por Llano y Arrabal en la isla. Colaboraron en cinco proyectos humanitarios, en situaciones muy duras en algunos casos, y ahora enseñan un país donde un alto porcentaje de sus ciudadanos tiene dificultades de acceso al agua potable o a una red sanitaria para curar enfermedades como la malaria o la tuberculosis. La exposición, que podrá verse hasta el 7 de mayo, contará en la inauguración con la presencia de José Manuel Devesa, protagonista de un proyecto sanitario en Madagascar, donde ha operado a más de 150 mujeres de fístula vésico-vaginal, una lesión que «sin ser mortal, causa un enorme sufrimiento y condena al abandono a jóvenes, algunas niñas, que han perdido a sus bebés y a sus familias». Devesa destacó ayer que en un mundo como el actual, marcado por los «escándalos», debe haber también espacio para mostrar aspectos más humanos de la vida.

Director de varias campañas médicas en Madagascar, el que es Jefe de la Unidad de Cirugía de Coloproctología en el Hospital Ruber Internacional de Madrid, ayer expuso que empezó a participar en estas misiones humanitarias porque «la miseria es también una enfermedad» y su «sensibilidad» como médico le condujo «hacia el dolor de los que más sufren». «Es difícil decir qué es lo que más me impactó, pero sin lugar a dudas fue ver como sufren mujeres adolescentes con una enfermedad dolorosa, que perdieron a sus hijos y son abandonadas en un momento en que su vida está empezando». Recordó que cuando llegó a Madagascar «no había ni quirófano, solo un pequeño cuarto con un flexo que hemos ido dotando con material hasta convertirlo en un hospital. Hoy tenemos dos quirófanos», señaló.

Por su parte, Marisol Llano indicó que este trabajo fotográfico-periodístico es el resultado de los tres meses que ella y Manuel Arrabal pasaron en la que es la cuarta isla más grande del mundo, entre febrero y abril de 2015. Durante ese tiempo, recorrieron numerosas ciudades y lugares del país para ver el día a día del trabajo de personas y organizaciones que llevan vida y esperanza a un país que, siendo rico en materias primas, es uno de los más pobres del planeta.
En la misma línea, Arrabal destacó el trabajo que realizan en estos lugares olvidados personas como José Manuel Devesa, a las que ha querido «poner cara y sacar del anonimato» porque con su labor demuestran que «el mundo se puede transformar». «Queríamos dejar de ser meros espectadores y estar al lado de la gente que actúa», insistió el fotógrafo. De ahí han surgido imágenes sobre los proyectos que desarrollan en Madagascar las ONGs ‘Agua de Coco/Bel Avenir’, que dirige el granadino José Luis Guirao; las Hijas de la Caridad en la misión selvática de Farafangana; el cirujano José Manuel Devesa; el buque hospital de la organización internacional ‘Mercy Ships’; el sacerdote argentino Pedro Opeka y su ‘ciudad basurero’; y el obispo vallisoletano Gustavo Bombín. Todos ellos, desde distintas posiciones ideológicas y en ámbitos de actuación diferentes, tienen como nexo de unión «lo humano», ayudar a la población malgache y contribuir así a «un mundo más justo». Un proyecto que no descartan continuar, en Madagascar o en otro lugar del planeta.

El presidente de la Fundación Caja Cantabria, Gaspar Laredo, indicó que iniciativas como ésta «nos llenan de alegría y esperanza» porque reflejan, con imágenes y testimonios, un mundo de pobreza y enfermedad que está a sólo once horas de viaje de España, y ayudan a «sensibilizar» con esas otras realidades y con la labor solidaria de tantas personas.